Practicar jogging es el deporte de moda en todo el mundo. Así, calles y parques se van poblando desde muy temprano con corredores disciplinados que han transformado este quehacer en un hábito.
Ha sido publicado recientemente en los Estados Unidos un libro escrito por John Ratey, un psiquiatra que realizó una investigación sobre la práctica de jogging, y que afirma que este deporte produce que se multiplique a materia gris, ya que el cerebro tiene una capacidad natural para entrenarse, modificarse e incluso atrofiarse.
Ratey, afirma que algunos deportes considerados como intensos fomentan la creación de nuevas células cerebrales, además de aumentar el flujo de sangre en determinadas zonas de la mente que son precisamente las que se encargan de la memoria y del aprendizaje.
El autor menciona en su obra diversas investigaciones que se han realizado en universidades como la de Columbia y Cambridge en las que se demostró utilizando animales que el estar activos puede duplicar la memoria.
Según Ratey al realizar ejercicios anaeróbicos se produce un aumento del flujo sanguíneo en la zona del hipotálamo encargado de la memoria y por ello, este especialista considera que este puede ser el camino perfecto para optimizar la inteligencia con un funcionamiento pleno y eficaz.
La actividad física practicada regularmente hace más felices a las personas que la llevan a cabo y por ello muchos científicos trabajan en la actualidad para crear una sustancia que pueda sustituir la medicación antidepresiva utilizada en la actualidad.
Correr entre unos 30 y 50 minutos diariamente es lo recomendable, dependiendo de la edad y de la condición física. Ya en personas de mediana edad o sedentarias la introducción a este nuevo hábito de entrenamiento físico debe ser gradual.
Comenzar con un entrenamiento de 10 minutos diarios aumentando de forma gradual de cinco en cinco minutos permitiendo que el cuerpo se acostumbre.
Si se practica jogging como un modo para adelgazar es importante aclarar que sólo se consigue reducir algo de peso si se practica con paciencia y constancia, además de cambiar los hábitos alimentarios, consumiendo alimentos frescos y que no aportan demasiadas calorías como frutas y vegetales.
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