Cuando se toma la decisión de someterse a una operación abdominal hay que tener en cuenta que como en cualquier intervención existen riesgos y complicaciones que varían según el tipo de operación.
Algunos medios son más seguros aunque la reducción de peso es menor, como es el caso del balón o banda gástrica, otras cirugías logran una mayor pérdida de peso pero son más complejas y tienen más probabilidades de complicaciones como el caso del llamado bypass gástrico.
La banda gástrica puede generar problemas como vómitos o náuseas y en algunos casos diarrea o constipación. Por otra parte también pueden producirse problemas relacionados directamente con el dispositivo como el hecho de salirse del lugar o romperse lo que obligaría a someter al paciente a una intervención para retirarlo.
En cuanto a la colocación del bypass gástrico puede provocar un déficit de minerales y vitaminas, que será solucionado con la ingesta de suplementos, pero si se produjera una absorción inadecuada o insuficiente de calcio, existe el riesgo de padecer una dolencia de los huesos.
En algunos casos podrían generarse úlceras, cólicos y halitosis y en otros diarrea u obstrucción intestinal.
En toda intervención existen riesgos directamente relacionados con la propia cirugía, como pueden ser las infecciones, sangrado, fístulas, rotura de suturas y problemas cardíacos.
Por ello, la importancia no sólo de decidir con el profesional la técnica más adecuada, sino también el realizar todos los estudios previos para minimizar al máximo los riesgos tanto durante como después de la intervención y sólo someterse a una operación si ya se han agotado los medios tradicionales para bajar de peso o si el grado de obesidad pone en riesgo la vida.
Foto SXC
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